Hay de todo como en botica. Unos aupados por industrias electoreras y otros que van ricos en entusiasmo y buenas intenciones.
Redacción Guayaquil
Opinión de la Dirección
Ecuador es una nación anclada entre el norte y del Continente Sudamericano. Tiene alrededor de 18 millones de habitantes y practica una economía social de mercado.
La mayoría de sus servicios sociales son ineficientes, Salud y Educación, especialmente, porque sus hospitales carecen de médicos y especialistas sobre todo, y fármacos e infraestructura para el desarrollo de la atención en sus diferentes niveles.
La Educación no se queda atrás. Hay disminuida calidad en el sistema, ya que un gran número de Carreras funcionan con mallas de asignaturas que no van acorde con la realidad que esta viviendo el mundo, y a los estudiantes los alejaron, por ejemplo, de materias básicas como la moral y cívica, complementado por una generación de atracción, innecesaria, por ciertas carreras tradicionales que ya tienen un mercado saturado, y que les alejan de la expectativa de oportunidades reales laborales para su futuro profesional, por ejemplo en formación tecnológica, y otras áreas, y ciertas universidades, especialmente privadas, que siguen ofertando Carreras que no van en función del verdadero requerimiento ocupacional, privilegiando sus intereses particulares, por ejemplo la formación de médicos especialistas, que generarán a futuro los “nuevos desempleados”, a más de los que ya existen, por una mala planificación heredada.
Esto demuestra que hay una tarea abultada que necesita ser ordenada para alcanzar un nivel idóneo para la formación del ser humano desde su educación inicial.
Cada época electoral viene acompañada de un baratillo de ofertas que a los mismos postulantes les causa gracia porque tienen claro que son solo utopías tal como es la trillada frase “combate a la corrupción”, y que por momentos se vuelve tan predecible, porque son “los mismos jugadores con la misma estrategia”, y donde algunos hasta se atreven a apostar sobre seguro, porque es tan predecible el marcador final.
En estos tiempos, los ecuatorianos, una vez más, son los clientes a los que apuntan los partidos políticos al ofrecerles a sus representantes como “salvadores de la Patria” o la llegada del “Mesías” que los salve de la crisis económica, falta de empleo, inseguridad que tanto los golpea, y en salud.
Si bien las elecciones anticipadas que, surgieron a raíz de la muerte cruzada dictada por Guillermo Lasso, la oferta presentó 8 candidatos, para el proceso de febrero del 2025 que son elecciones generales, el baratillo presenta a 17 postulantes, es como que sale un candidato por cada millón de ecuatorianos, y las preguntas son:.con que objetivo?. Unos dirían consolidar los cazicasgos?
Todos con un discurso transformador y buenas intenciones para sacar al país del fango donde lo refundieron los que pasaron por las mieles del poder, ya que como dicen algunos “es mejor gobernar sobre las cenizas de un país”
Así tenemos un listado muy amplio y una variedad de aspirantes casi igual a los pasillos de mercadillo chino.
Lista
Los presidenciales dados a conocer en las últimas primarias (puede que aparezca otro, durante el desarrollo de esta redacción) son:
1.- Daniel Noboa
2.- Luisa González
3.- Henry Cucalón
4.- Henry Kronfle
5.- Leonidas Iza
6.- Pedro Granja
7.- Jorge Escala
8.- Iván Saquicela
9.- Carlos Rabascal
10.- Victor Arauz
11.- Andrea Gonzales
12.- José Luis Cueva
13.- Jan Topic
14.- José Serrano
15.- Felipe Tillería
16.- Francesco Tabbachi
17.- Eduardo ánchez.
Salvadores y quienes quieren salvarse! Tenemos candidatos para exportar! Todos de buena voluntad, sangre caliente, con la carne al asador. Bollo, seco de chivo y longaniza. Faltó el seco de huesos.
La interrogante es: ¿Qué tiene el Ecuador para que sea atractivo a los políticos?. Esta se responde por si sola, observemos cuantos casos de corrupción pública indaga la Fiscalía del Estado en estos últimos meses.
También es bueno preguntarse. ¿Es más fácil ser político en el Ecuador que formarse profesionalmente para hacer el bien?. Otra respuesta inobjetable, el dueño del partido oferta sus puestos al mejor postor con la motivación de que si gana, recupera la inversión en un primer año de gestión.
Sin duda la política ecuatoriana está lejos de alcanzar la honestidad soñada. Si hubiese honestidad no habría tanto candidato como en mercado chino, que por cierto si genera una variedad atractiva para el cliente, mientras la política ecuatoriana es imposición del cacique de turno, como dicen algunos. (O)