Redacción Guayaquil
Un total de 400 reclusos han muerto al interior de las carceles del país, durante reyertas entre reos miembros de bandas de origen internacional.

La última masacre ocurrida el lunes en la cárcel Bellavista de Santo Domingo de los Tsáchilas dejó 43 internos asesinados. Todo por el traslado de alias Anchundia de Guayaquil a esa localidad.

La noche del mismo lunes, seis cabecillas de la masacre fueron trasladados a La Roca y Penitenciaría del Litoral. Cinco pasaron a máxima seguridad y uno a la Regional 8.

Si en el 2020 fueron 46, la violencia dentro de las cárceles ecuatorianas se desbordó en 2021, cuando se registraron 316 reos perecidos en distintas matanzas, y este 2022 va rumbo a repetir una cifra similar al acumular de momento 64 muertes.

Esta nueva masacre es más la más grande del 2022, por encima de la anterior, ocurrida un mes atrás en la cárcel de Cuenca, en donde murieron 20 reclusos y al menos otros 10 resultaron heridos.

Ambos episodios tienen detrás a las mismas bandas rivales, según afirmó el ministro del Interior, Patricio Carrillo, en una rueda de prensa, con una organización llamada “Los Lobos” como la supuesta causante de estas masacres al atacar a un grupo disidente que se hace llamar “R7”.

A esto se suma, los crímenes cometidos por sicarios en las calles de Guayaquil. Todo esto sin control policial y un Gobierno que no tiene soluciones a los graves problemas. (I)

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